El símbolo es un lenguaje de imágenes y emociónes basados en la condensación expresiva y precisa que habla de verdades transcendentes, exteriores al ser humano..
Carl Jung
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16 abril, 2010

COSMOGONIA GRIEGA DE LA CREACIÓN

Según las antiguas teorías griegas en el origen de todas las cosas se encuentra el Caos. Éste no era más que una naturaleza informe en la que todos los elementos estaban desperdigados en profunda confusión actuando de forma irregular a conforme se supone que les correspondía. Así, el sol no iluminaba, la luna no salía por las noches y el mar no tenía riberas. El frío y el calor, la sequía y la humedad, lo pesado y lo ligero, todo chocaba entre sí hasta que por fin, un dios, indeterminado, puso fin a toda esa situación.

Entonces, se separaron el cielo, la tierra y las aguas y el aire más puro se diferenció del denso. Este dios permitió la creación de todo lo existente y ordenó a los árboles cubrirse de hojas, a las montañas crecer, a los ríos y fuentes manar agua, a los pájaros volar.... Una vez creado el mundo y aparecido el hombre los dioses velaron por el mantenimiento de toda esta riqueza y por la vida humana. Según teorías anteriores, el Caos, entendido de forma personificada dio lugar a la creación de la Noche y del Erebo, el profundo abismo donde se encuentra la muerte y donde después reinó HADES / PLUTÓN. La Noche y el Erebo dieron lugar a la aparición del Amor cuyos hijos fueron la Luz y el Día, permitiendo a Caos crear el cielo estrellado y la tierra a los que personificó como GAYA / TIERRA y URANO, el cielo. En cualquier caso, las dos teorías coinciden en que GAYA y URANO fueron los primeros dioses del universo.


A ambos les fue arrebatado el poder por CRONOS, hijo de URANO, y posteriormente ZEUS se asentó en el trono del mundo, constituyéndose la corte del Olimpo, y apareciendo la gran profusión de dioses que hoy conocemos. Mientras todo esto ocurría se fueron sucediendo en el mundo griego diferentes épocas. Tras la subida al trono de Zeus se inició una época feliz conocida como Edad de Oro. Entonces no existían leyes escritas, ni jueces o tribunales, y la justicia era respetada de forma innata por todos los hombres, que vivían en paz, abundancia y concordia, sin necesidad de trabajar, pues la tierra manaba todos los frutos necesarios por sí solo. Además, el mundo vivía una eterna primavera. Sin embargo, esta época duró poco y apareció la Edad de Plata, en la que aparecieron las estaciones, con sus fríos inviernos y sus tórridos veranos y se hizo necesario trabajar duramente la tierra para poder obtener algún fruto con el que alimentarse. Todo ello provocó la desdicha del ser humano y la aparición de su carácter violento, que dio lugar a la Edad de Bronce, donde los hombres eran feroces y codiciosos y provocaban guerras para conseguir lo que anhelaron. El carácter de la Edad de Bronce se tornó más duro ya en la Edad de Hierro cuando desapareció totalmente la buena fe del mundo e imperaron la traición y la violencia. La vida pasó a ser una sucesión de sufrimientos y fechorías y la discordia se interpuso entre hermanos, padres e hijos, abandonando la diosa de la justicia el mundo.

MITO DE ISIS Y LOS SIETE ESCORPIONES

_ A partir de una elaborada compilación de ensalmos y viñetas de amuletos grabada en la Estela de Metternich (Museo Metropolitano de Nueva York) podemos desenredar el mito de Isis y los siete escorpiones. El propósito de esta narración en la estela era proteger a su propietario contra los peligros siempre presentes de una picadura de escorpión. En la escena inicial aparece Isis tejiendo el sudario de la momia de su esposo Osiris, asesinado por Set, que quería su trono. Tot, dios de la sabiduría, aconseja a Isis que se esconda con su joven hijo Horus y lo proteja contra las maquinaciones de Set y que lo eduque hasta que sea adulto y de ese modo vengue el asesinato de Osiris.


Isis sale de su casa con una escolta de siete escorpiones. (Por cierto, siete es un número de tremendo poder en la magia egipcia) Tres de los escorpiones, Petes, Tyetet y Matet, van por delante de Isis y garantizan la seguridad del camino. Bajo su palanquín hay otros dos escorpiones, Mesetet y Mesetetef, mientras los dos restantes, Tefen y Befen, protegen la retaguardia. Isis insiste a los escorpiones en la necesidad de ser extremadamente cautos para no poner sobre aviso de su paradero a Set, e incluso les da instrucciones de que no hablen con ninguna persona con la que se encuentren por el camino. Llegados a este punto, es difícil evitar divertirse con la estrambótica idea de un escorpión locuaz intercambiando frases corteses con un perplejo aldeano egipcio. Finalmente, Isis llega a su destino en la Ciudad de las Dos Hermanas, en el delta del Nilo. Una noble acaudalada ve la llegada del extraño grupo y cierra rápidamente la puerta de su casa. A los siete escorpiones esto les parece extremadamente ofensivo y planean su venganza contra la poco hospitalaria mujer. Como preparación, seis escorpiones cargan sus venenos individuales en el aguijón del séptimo, Tefen. Entre tanto, una humilde campesina ofrece a Isis el refugio de su sencilla casa. Esta muchacha es, por supuesto, una contrapartida de la inamistosa y acaudalada noble, lo que permite un oportuno comentario social en la estructura del relato. Después nos encontramos con que Tefen se ha arrastrado bajo la puerta de la casa de la acaudalada noble y ha picado a su hijo. Apenada, la mujer vaga por la ciudad buscando ayuda para su hijo, que está al borde de la muerte. Ahora se le devuelve su falta de hospitalidad con Isis, ya que nadie responde a su llamada de auxilio. Sin embargo, Isis, que a los ojos de los egipcios es ejemplo supremo de una madre amantísima, no puede tolerar la muerte de un niño inocente y se compromete a devolver la vida al hijo de la mujer. Cogiendo al niño, pronuncia palabras de gran poder mágico. Nombrando a cada uno de los escorpiones y, por consiguiente, dominándolos, Isis hace que la ombinación de venenos sea ineficaz en el niño. Por extensión, las palabras de su ensalmo serán aplicables a cualquier niño que sufra una picadura de escorpión, si se recitan junto con la administración de una "prescripción médica" de pan de cebada, ajo y sal. Una vez pasada su angustia y viendo a su hijo con salud, la mujer que se había negado a dar refugio a Isis se arrepintió: sacó su proverbial riqueza, e hizo un regalo a Isis y a la campesina que había mostrado la auténtica hospitalidad egipcia con
un extraño.

11 abril, 2010

MITO GNÓSTICO DE OSIRIS SETH Y HORUS

_ Resulta misterioso y casi irrisorio comprobar que desde tiempos remotos ha existido ese resentimiento de rivalidad entre hermanos, lo único que queda por pensar es que el tiempo a veces no es el mejor guionista de las historias y que aquella frase "recordar para no repetir" al parecer te hace "repetir lo que te recuerdan", al menos eso parece, es bueno si tener en cuenta que como dicen por ahí "cualquier semejanza o similitud con alguna otra historia, es solo coincidencia y no tiene nada que ver con la realidad"...

06 abril, 2010

COSMOGONIA EGIPCIA DE LA CREACION

_ Una hermosa leyenda de la creación es la que nos cuenta la civilización Egipcia en ella su actor principal es el agua, algo así como "un estanque de agua inanimada" que comenzó a generar vida dando paso a la creación del Sol convirtiendose este en el Dios creador de la tierra y el cielo. Linda historia si consideramos que sin agua no podríamos existir y sin la luz del Sol nos sería imposible la germinación de las semillas y cualquier otro tipo de vida. El siguiente es un resumen del libro; "Mitos Egipcios" de George Hart. Disfrútenlo._Antes del desarrollo de un cosmos estructurado existía en la oscuridad un océano de agua inerte, al que se consideraba el ser primordial, llamado Nu o Nun. Nunca se construyeron templos para honrarlo, pero la naturaleza de Nu está presente en el culto de muchos santuarios bajo la forma de lago sagrado que simboliza la "no existencia" antes de la creación. De hecho, esta vasta extensión de vida inanimada nunca dejó de existir y tras la creación se imaginaba que rodeaba el firmamento celeste guardando al sol, la luna, las estrellas y a la tierra al igual que lo hacía con las fronteras de los infiernos. Por eso siempre hubo temor en la mente de los egipcios a que Nu se cayese estrepitosamente a través de los cielos e inundase la tierra. Se alude a esa amenaza de destrucción en los Textos de los Sarcófagos, donde se lee: "Los montículos se convertirán en ciudades, y las ciudades en montículos, y los palacios destruirán a los palacios". Cuando tenga lugar este Götterdämmerung ("ocaso de los dioses"), los únicos supervivientes serán los dioses Atum y Osiris en forma de serpientes, "desconocidos para la humanidad e invisibles para los demás dioses".


Atum, "Señor de
Heliópolis" y "Señor de los límites del cielo", es el demiurgo, El creador del Universo, que surgió de Nu al inicio de los tiempos para crear los elementos que lo componen. Como dios Sol, se autogeneró en un ser y se posó sobre un montículo emergente, una imagen que sugiere los bancales e islas que reemergen tras la estación de las inundaciones del Nilo. (Era natural que el régimen del río, fuente de la vida y prosperidad de Egipto, influyese en los conceptos de creación) Este montículo primordial tomó la forma de Benben, una firme, elevación piramidal cuya finalidad era dar soporte al dios Sol; la reliquia real de piedra, tal vez considerada como el semen petrificado de Atum, se decía que sobrevivía en el Hewet-Benben (la Mansión del Benben) en Heliópolis.


Así Atum es conocido como el dios que "salivó a Shu y escupió a Tefnut", Shu es la secreción de Atum en la medida en que su nombre proviene de una raíz que significa "vacuo" o "vacío", una noción apropiada para el dios aire no es muy diferente de la palabra cuyo valor consonántico es yshsh y que significa "estornudo" o "farfullo". En el caso de Tefnut, cuyo nombre escapa a una interpretación precisa y cuyo significado se especuló que era "rocío" o "humedad en el aire", las dos primeras consonantes de su nombre forman la palabra tf, traducida como "escupitajo". Algunas citas del Papiro reúnen los puntos sobresalientes que rodean al acto procreador de la Mónada:
_Todas las manifestaciones empezaron a existir tras haber empezado yo a existir... no existía ni la tierra ni el cielo... Creé de mí mismo todas las cosas... mi puño fue mi esposa... copulé con mi mano... Estornudé a Shu.. Escupí a Tefnut... Después Shu y Tefnut dieron lugar a Geb y Nut... De Geb y Nut nació Osiris... Set, Isis y Neftitis... dieron finalmente lugar a la población de esta tierra.