El símbolo es un lenguaje de imágenes y emociónes basados en la condensación expresiva y precisa que habla de verdades transcendentes, exteriores al ser humano..
Carl Jung
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16 abril, 2010

MITO DE ISIS Y LOS SIETE ESCORPIONES

_ A partir de una elaborada compilación de ensalmos y viñetas de amuletos grabada en la Estela de Metternich (Museo Metropolitano de Nueva York) podemos desenredar el mito de Isis y los siete escorpiones. El propósito de esta narración en la estela era proteger a su propietario contra los peligros siempre presentes de una picadura de escorpión. En la escena inicial aparece Isis tejiendo el sudario de la momia de su esposo Osiris, asesinado por Set, que quería su trono. Tot, dios de la sabiduría, aconseja a Isis que se esconda con su joven hijo Horus y lo proteja contra las maquinaciones de Set y que lo eduque hasta que sea adulto y de ese modo vengue el asesinato de Osiris.


Isis sale de su casa con una escolta de siete escorpiones. (Por cierto, siete es un número de tremendo poder en la magia egipcia) Tres de los escorpiones, Petes, Tyetet y Matet, van por delante de Isis y garantizan la seguridad del camino. Bajo su palanquín hay otros dos escorpiones, Mesetet y Mesetetef, mientras los dos restantes, Tefen y Befen, protegen la retaguardia. Isis insiste a los escorpiones en la necesidad de ser extremadamente cautos para no poner sobre aviso de su paradero a Set, e incluso les da instrucciones de que no hablen con ninguna persona con la que se encuentren por el camino. Llegados a este punto, es difícil evitar divertirse con la estrambótica idea de un escorpión locuaz intercambiando frases corteses con un perplejo aldeano egipcio. Finalmente, Isis llega a su destino en la Ciudad de las Dos Hermanas, en el delta del Nilo. Una noble acaudalada ve la llegada del extraño grupo y cierra rápidamente la puerta de su casa. A los siete escorpiones esto les parece extremadamente ofensivo y planean su venganza contra la poco hospitalaria mujer. Como preparación, seis escorpiones cargan sus venenos individuales en el aguijón del séptimo, Tefen. Entre tanto, una humilde campesina ofrece a Isis el refugio de su sencilla casa. Esta muchacha es, por supuesto, una contrapartida de la inamistosa y acaudalada noble, lo que permite un oportuno comentario social en la estructura del relato. Después nos encontramos con que Tefen se ha arrastrado bajo la puerta de la casa de la acaudalada noble y ha picado a su hijo. Apenada, la mujer vaga por la ciudad buscando ayuda para su hijo, que está al borde de la muerte. Ahora se le devuelve su falta de hospitalidad con Isis, ya que nadie responde a su llamada de auxilio. Sin embargo, Isis, que a los ojos de los egipcios es ejemplo supremo de una madre amantísima, no puede tolerar la muerte de un niño inocente y se compromete a devolver la vida al hijo de la mujer. Cogiendo al niño, pronuncia palabras de gran poder mágico. Nombrando a cada uno de los escorpiones y, por consiguiente, dominándolos, Isis hace que la ombinación de venenos sea ineficaz en el niño. Por extensión, las palabras de su ensalmo serán aplicables a cualquier niño que sufra una picadura de escorpión, si se recitan junto con la administración de una "prescripción médica" de pan de cebada, ajo y sal. Una vez pasada su angustia y viendo a su hijo con salud, la mujer que se había negado a dar refugio a Isis se arrepintió: sacó su proverbial riqueza, e hizo un regalo a Isis y a la campesina que había mostrado la auténtica hospitalidad egipcia con
un extraño.

1 comentario:

  1. anna G. B.15/11/11

    me gusta mucho esta historia ya que yo adoro la mitologia egipcia

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